A finales de la «era del cubil«, Toño y yo pasábamos la mayor parte del tiempo durmiendo o jugando en la PC. Por aquella época nuestro amigo Karlo trabajaba en Domino’s Pizza y ocasionalmente nos dotaba de cupones de descuento.
Normalmente por lo menos uno de los dos tenía energías suficientes para preparar algo de comer y evitar que el otro muriese de hambre. Pero en esa ocasión parecía que nuestros estómagos se habían sincronizado. Y lo que era peor, estaban igual de vacíos que la despensa.
«Si la luz estuviera encendida, podría encontrar ese maldito interruptor y encender la luz«, o dicho de otra manera, no teníamos comida ni para sobrevivir el viaje al supermercado en busca de más comida.
– Man, Man. Tengo hambre.
– Yo también. ¿Qué tal si pedimos una pizza?
El hambre me tenía tan idiota que no me di cuenta de lo descabellada que era esa idea.
Casi a rastras buscamos los cupones, y de nuevo acostados para recuperar el aliento debatimos sobre los ingredientes de las pizzas que pediríamos. Ambos éramos unos melindrosos insufribles. Al cabo de unos 10 minutos ya estábamos decididos, aunque de tanto pensar en pizzas probablemente hayamos acabado con el doble de hambre.
¡Listo! Ya era hora de marcar:
– Bueno, te dicto el teléfono.
– Yo no voy a hablar, habla tú.
– ¿Qué? Yo tampoco voy a hablar.
– Ok, parece que no pediremos pizza.
No fue una discusión fuerte, en parte por nuestras casi nulas energías, pero mayormente porque ambos nos conocíamos lo suficiente para saber que esa llamada estaba más allá de nuestras capacidades de interacción con desconocidos.
Al final no nos quedó más remedio que volver a recostarnos para ahorrar lo que nos quedaba de vida.
Un par de horas después Toño tuvo su «segundo aire», aunque bien pudo ser el último, y fue a la tienda por unas sopas instantáneas. Fue así como sobrevivimos a nuestra propia obstinación.
¿Dónde diablos está la parte IV? Te quedan menos de 5 y 30 minutos al momento de escribir esto
Hubieras omitido el úlitmo renglón para que nos quedáramos con la duda de si pudieron sobrevivir.